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Dos nuevos estudios alertan de los peligros del fracking

20/02/2014

La explotación de hidrocarburos no convencionales mediante la técnica de fracking, por  la cual se rompen las rocas del subsuelo para liberar el gas y petróleo que almacenan, está sometida a una gran polémica en todo el mundo. El Gobierno de Mariano Rajoy se muestra favorable a fomentar esta actividad en España siempre que pase la normativa medioambiental, y ha anunciado un recurso ante el Constitucional contra la ley del Parlamento de Cantabria que prohibía el fracking.

Ayer se han conocido dos nuevos estudios de carácter internacional que alertan de algunos de los peligros que entraña la ruptura del subsuelo. Si hasta ahora eran los seísmos y el envenenamiento de acuíferos, además de los escapes de gas, los daños más temidos, aparece uno nuevo, de riesgo de malformaciones cardíacas en los nacidos cerca de los pozos.

Este estudio ha sido realizado en Colorado por Lisa McKenzie, una científica que ya hace dos años publicó un informe sobre la incidencia en la salud de la contaminación del aire que conlleva esta actividad. En Colorado, el 26% de los pozos de petróleo y gas están situados a menos de 300 metros de lugares donde se alojan personas.

La investigación se ha realizado sobre una muestra de 125.000 nacimientos registrados entre 1996 y 2009, en un radio de acción de 15 kilómetros sobre los pozos. Los autores han estudiado las correlaciones entre el nivel de exposición a los gases que se escapan en la perforación (metano, benzeno, tolueno, etc) y la salud de los niños al nacer. Ha sido en las anomalías cardiacas donde han encontrado una significativa incidencia. En el grupo más expuesto, había malformaciones de este tipo en 18 de cada 1000 nacimientos, mientras que donde no hay exposición, es de 13 de cada 1000.

El segundo estudio del que hablamos lo ha realizado Ceres, la organización no lucrativa que aboga por las sostenibilidad y moviliza recursos de inversores, empresas y grupos de interés interesados en las buenas prácticas sostenibles. Ceres subraya que el fracking en Estados Unidos ha tenido un impacto significativo en las aguas, particularmente en las zonas más áridas, como es el caso de Texas.

El informe observa que en un periodo reciente de año y medio, tres cuartas partes de las perforaciones se realizan en lugares donde el agua es un bien escaso. La mitad habían tenido lugar en zonas donde había sequía. En opinión de los autores de este estudio es necesario poner límites y restricciones a la utilización del agua para el fracking para que no entre en conflicto con otros usos.

El fracking utiliza agua a presión mezclada con arena y algunos compuestos químicos para poder agrietar las rocas del subsuelo que contienen los hidrocarburos. El agua vuelve a la superficie y debe ser tratada. El preciado líquido también corre el peligro de ser contaminado en los acuíferos con el gas y petróleo que surgen de la ruptura. En Europa, son Reino Unido y Polonia los países donde más se ha avanzado  en la exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos no convencionales, todavía sin resultados sobresalientes y con gran contestación en el caso británico.

Fuente: La Celosía
 


Ver noticia original en: www.prevencionintegral.com