En Colombia ocurre en promedio un accidente de trabajo cada minuto, y a diario mueren 3 trabajadores en accidentes laborales. Esta información corresponde solo al 38% de la población ocupada que está afiliada al Sistema de Riesgos Laborales.
Han aparecido nuevos riesgos por nuevas tecnologías, la globalización, el teletrabajo, entre otros que encierran riesgos que ni siquiera se han estudiado. Mientras que la OIT reconoce más de 100 enfermedades de origen profesional, la legislación colombiana escasamente reconoce 43.
El 11 de julio de 2012 se expidió la Ley 1562, que cambió el anterior Sistema de Riesgos Profesionales a el de Riesgos Laborales.
Se estima que de los 20 millones de colombianos económicamente activos, solo están cubiertos en riesgos laborales unos 8 millones.
La accidentalidad y las enfermedades laborales se presentan como una fuente de improductividad que afecta en gran medida los costos, la competitividad de las empresas y lo más importante, el recurso humano.
Las cifras de la OIT dicen que ocurren más muertes por accidentes de trabajo que por guerras, y estima que el número de accidentes mortales en todo el mundo, se elevan a 2 millones por año.
Afortunadamente está el proyecto definitivo que reglamenta el Artículo 21 de la Ley 1562 de 2012, Sistema Riesgos Laborales y Salud Ocupacional para trabajadores de la educación, abandonado históricamente por el Estado.
Se requiere resolver conjuntamente la ausencia de datos confiables y sistematizados, que no permite sensibilizar a la opinión pública, a los trabajadores, a los empresarios y autoridades de salud (nuevo Mintrabajo).
Como la crítica situación de salud de los trabajadores queda oculta, no se logra mostrar la importante pérdida económica y social que significan los accidentes y enfermedades ocasionados por el trabajo.
Exhortamos a los sindicatos, como dolientes de la salud y la vida de los trabajadores, a que asuman la responsabilidad histórica que les compete.
En medio de las fragmentaciones y debilitamiento del sindicalismo, de la izquierda bien podría ser la defensa de la salud y seguridad en el trabajo, un punto de unidad de trabajadores y las organizaciones sindicales con sus diferentes matices.
Hay que lograr un renacer del sindicalismo que se proponga incidir en los procesos de gestión de las empresas, ARL, con el diálogo social, empezando por la conquista del derecho a la vida, la seguridad y salud en el trabajo.
Invitamos a los entes de control, ministerio público, Mintrabajo, concejos y gremios, a hacer equipo para mejorar el cumplimiento de este mandato constitucional y legal.
Fuente: El universal