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La gestión de la edad en las empresas. Una amenaza o una oportunidad

20/04/2015

Rafael Mayorga

Mutua Navarra, España

Nos enfrentamos a una realidad demográfica que requiere actuaciones importantes de integración y bienestar laboral. Europa envejece de forma progresiva y rápida, fenómeno poblacional con amplias repercusiones sociales, laborales y económicas. Abordamos la problemática demográfica, su repercusión social y laboral y damos mayor visibilidad al problema del envejecimiento laboral; lo vinculamos a la acción empresarial como núcleo afectado de una sociedad que va a trabajar más años y que debe poseer salud necesaria para sobrellevarlo. Presentamos herramientas de análisis y valoración de la percepción empresarial de esta realidad y un abanico de actuaciones de promoción y prevención de la salud y la seguridad, de retención del talento, del desarrollo profesional y de aprendizaje de por vida, que ayude a las empresas a configurar su propio modelo de gestión de la edad, con lo que aumentará la capacidad de trabajo laboral y la empleabilidad sostenible y responsable de sus organizaciones.

Vivimos momentos de profunda crisis que trascienden los aspectos económicos y ponen en duda la sostenibilidad de un sistema que venimos arrastrando décadas y cuyos efectos aún no podemos valorar en su totalidad. Nuestra sociedad envejece a unos ritmos que resultan inimaginables para la inmensa mayoría de personas, ajenas a esta amenaza demográfica. Y es momento de plantearse muchas preguntas relativas a las consecuencias que se derivan de este “vivir más”, aunque quizá no “vivir tan bien”. El alargamiento de la esperanza de vida (vuelva a leer el primer párrafo y reflexione), debe ayudar a plantearnos qué esperamos de nuestra vida, cómo queremos envejecer y cómo vamos a llegar a esa parte de la vida, final sí, pero no por ello breve, en la mayoría de los casos.

Todos envejecemos, desde el mismo momento de nacer. Es una realidad que acompaña toda nuestra existencia, si bien, nos cuesta reconocerlo hasta bien llegada la madurez, momento donde empiezan a manifestarse los primeros atisbos de dificultad. Es también momento de oportunidad para reconocer la importancia de los valores y actitudes que acompañan a la edad y que enriquecen, no sólo nuestra existencia, sino también nuestro papel en la familia, en el trabajo y en la sociedad.

Lejos de ser un periodo de declive, como muchos únicamente consideran, esta fase de la edad representa uno de los momentos más importantes de nuestra vida individual y colectiva. Y así debe expresarse, valorarse y reconocerse en todos los ámbitos de relación social, incluido el del trabajo.

Si muchos de los valores que aporta la edad son reconocidos socialmente de gran valor, ¿por qué la edad, como tal, no es igualmente valorada? Romper estereotipos y reconocer esta aportación singular de las personas de más años es digno de organizaciones inteligentes que saben descubrir los valores que acompañan a la edad y su importante contribución.

En este marco de reconocimiento y oportunidad se elabora el presente estudio con el fin de aportar una visión positiva de la gestión empresarial de la edad. No podemos obviar que “envejecer” es un proceso que dura toda la vida, del que nadie está al margen, y que nos afecta a todos, como personas y como colectivos. Y este proceso exige de cada uno el suficiente coraje para tomar las riendas de la vida y plantearse cómo queremos vivirla y enriquecerla de forma continua. Exige a la sociedad implicación para reconocer y divulgar los valores y aportaciones de un grupo de la sociedad cada vez más numeroso y no exento de capacidades. Y exige a las organizaciones, empresas e instituciones el compromiso para implicar y no prescindir de una fuerza laboral con alto potencial de aportación, no tanto físico, pero sí de oportunidad y productividad. Hablamos de reto que, de no acometerse, se puede convertir en una seria amenaza a la empleabilidad y la sostenibilidad empresarial, aunque muchas empresas a día de hoy no lo perciban como tal. La gestión de las personas en el marco de la gestión de la diversidad aporta valor, aptitudes y capacidades de las personas que no podemos ni debemos desaprovechar en un marco de política de empleo que ha de basarse en la igualdad de oportunidades. Abogamos por la no discriminación por motivos de edad de las personas, y que sea la experiencia, el conocimiento, el compromiso y la motivación los valores a considerar en los candidatos a un puesto de trabajo.

“55 y más”, no es factor de marginalidad, son un compendio de propuestas de actuación que recogemos en este estudio, junto a un modelo de gestión integrada y participativa de la edad en el marco de la diversidad de personas. Nuestro fin es conseguir en el ámbito empresarial que las personas de más edad sean valoradas por lo que aportan, no por los años que tengan. Este el objetivo básico del trabajo y la razón que nos ha movido a hacer más visible esta realidad y ofrecer un enfoque positivo hacia la edad, elemento del que nadie, absolutamente nadie está excluido.


Ver editorial original en: www.prevencionintegral.com