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Reincorporación laboral en trabajadores con sordera profunda tratados con Implante Coclear en función de su capacidad funcional y requerimientos del puesto de trabajo

15/02/2016

Héctor Pellin

Asepeyo, Sevilla. España

El Implante Coclear ha supuesto la primera vez que el ser humano ha conseguido sustituir un órgano de los sentidos por un dispositivo electrónico. Es el único tratamiento que puede devolver la audición en casos de sordera profunda bilateral. La sordera profunda produce una situación de aislamiento social, familiar y laboral. Hemos estudiado los pacientes implantados en edad laboral controlados en una de las dos unidades existentes en Andalucía (España).

Objetivo: Analizar la reincorporación laboral tras la rehabilitación post-implante en función del resultado funcional respecto al lenguaje y los requerimientos en comunicación de sus trabajos previo y analizar otros aspectos que estuviesen relacionados con el éxito de la reincorporación. Diseñamos un estudio descriptivo transversal. El total de pacientes implantados era de 166; 99 en edad laboral, la población final estudiada fue 60, la tasa de pérdida fue 10,44%. Se solicitó a los trabajadores una valoración de su capacidad funcional respecto al lenguaje tras implantarse y se analizaron los requerimientos de sus ocupaciones. Los resultados fueron un nivel de reincorporación entre 38,33-
45% sin embargo encontramos una tasa de 44,44% de no reincorporaciones, de ellos el 75% tenía capacidad funcional igual o superior a los requerimientos de su trabajo y sólo un 25% de ellos una patología añadida que pudiera justificar su no retorno. Aunque el Implante coclear es un tratamiento rentable, deberíamos conseguir para que fuese lo más eficiente posible el mayor grado de reincorporación al trabajo.


En el año 1800 Alessandro Volta, físico especializado en electromagnetismo, desarrolló un experimento público con el afán de demostrar que la corriente eléctrica formaba parte de la fisiología de la audición, para ello introdujo una varilla metálica en cada uno de sus oídos e hizo pasar a través de ellas una corriente eléctrica, los testigos de dicho experimento relataron cómo Volta antes de perder la consciencia por el paso de la corriente eléctrica, contó como oía un ruido similar al borboteo del agua cuando rompe a hervir, y constataron que fue él el único que oyó aquel ruido. Con dicho experimento Volta estableció la base de que hoy conocemos como Implante Coclear (CI). En el mismo año de 1800 Volta también inventó la pila o batería con la que funcionan estos dispositivos y sin la cual nunca hubiesen sido funcionales.

En 1957 se realizó la primera intervención quirúrgica de implante coclear, desde entonces y desde hace
aproximadamente 20 años, el CI es no sólo un tratamiento científicamente aceptado, sino el único que puede hacer volver a oír a pacientes con sordera profunda bilateral.

El CI ha supuesto un hito en la historia de la medicina al ser la primera vez que el ser humano ha sido capaz de sustituir un órgano de los sentidos por un dispositivo electrónico con éxito y “la prótesis neural más exitosa de todas las desarrolladas hasta la fecha” (Wilson BS et al.,2008).

En la actualidad se calcula que en el mundo hay 1.000.000 de personas candidatas a portar un implante coclear por padecer hipoacusia profunda o severa binaural, se han realizado hasta la fecha unos 300.000 implantes cocleares, de ellos 25.000 en España y de ellos 4000 en niños. La mayoría de los casos en que se establece la indicación de CI no es en niños que nacen con hipoacusia bilateral profunda como podemos ver, si no en personas que por diversos motivos sufrieron una pérdida completa de audición durante el trascurso de la vida, la mayoría lógicamente en edad laboral.

Conocemos como sordos prelocutivos a aquellas personas que perdieron la audición antes del desarrollo del leguaje y postlocutivos a aquellas que la perdieron después, el caso de los sordos profundos postlocutivos es especialmente dramático, ya que la pérdida completa de audición sumerge a la persona en un abismo de silencio y aislamiento, le imposibilita la relación con el mundo exterior, con su familia y anula la posibilidad de relación social. La sordera total adquirida, especialmente si lo es de forma brusca está reconocida por Psiquiatras y Psicólogos como la pérdida sensorial que conlleva un mayor grado de afectación psicológica, contemplándose como posibilidad nada despreciable en estos pacientes el riesgo de suicidio.

El Implante Coclear es el tratamiento de elección para estos pacientes y de hecho el único tratamiento disponible. Es una solución satisfactoria para la mayoría de ellos, quizás no perfecta, pero la mayoría de los pacientes postlocutivos vuelven a conectarse con su medio saliendo de ese abismo de incomunicación y pudiendo restablecer su vida social en mayor o menor medida. La mayoría de los prelocutivos podrán en base a la señal que llegará por primera vez a su cerebro procedente de su oído mejorar la capacidad de aprendizaje del lenguaje, modular el mismo y no depender en exclusiva del lenguaje de signos para relacionarse e incorporarse en mejores condiciones a la vida académica y a un mundo laboral abierto.

La indicación y el implante de uno de estos dispositivos a un paciente supone un punto de inflexión en su vida como ellos relatan, es el punto de partida de un proceso complejo y que se desarrolla en el seno de un equipo multidisciplinar. Existe una fase de valoración previa en la que se estudian y se atienden los factores psicológicos y cognitivos por el equipo de Salud Mental, posteriormente el equipo de Rehabilitación logopédica analiza el lenguaje previo y las posibilidades de recuperación del paciente, y finalmente el equipo de Otorrinolaringología y Audiología establecerá la indicación en función de la hipoacusia, su etiología y descartará causas médicas de exclusión en la indicación del implante.

Una vez implantado el paciente se espera un mes tras lo cual se le activará el dispositivo, tras ello, el paciente vuelve a recibir una señal procedente de su oído que poco a poco durante unos pocos meses irá recodificando su cerebro asociándola a los ruidos y sonidos del mundo exterior. La relación con el mundo es la verdadera rehabilitación, pero el logopeda acelerará y controlará ese proceso con ejercicios que aumentan la discriminación del lenguaje. Los ingenieros programadores irán abriendo progresivamente el espectro de sonidos audibles para hacerlo tolerable y en el futuro dotaran al implante de los programas de procesamiento de sonidos más adecuados para el confort del paciente y con mayor rendimiento en cuanto a discriminación auditiva. 

La misión del Implante Coclear es la de volver a restituir la comunicación entre el paciente y el mundo que le rodea a través de su oído y de la audición.

La rehabilitación integral de un paciente implantado incluye diferentes aspectos y uno de ellos la reincorporación a la vida laboral o su incorporación en las mejores condiciones posibles, a nadie escapa, es uno de los principales y más importantes, aspecto que nos atañe directamente a los Médicos del Trabajo.


Ver editorial original en: www.prevencionintegral.com