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La creación de las normas ISO 9000 y la creciente competitividad del mercado hizo que las empresas se lanzaran a certificarse según estos procedimientos, y al concepto de Calidad Total, se le asocian ya conceptos como Gestión por procesos, Gestión del Conocimiento y del Capital Intelectual, Organización que Auto-Aprende, etc.
Gracias a estos conceptos, las empresas han sido conscientes que para mantener su nivel competitivo han de extender el concepto de gestión a todas sus actividades y que la Calidad se basa en la anticipación de los problemas, por lo que deben preverse y no tan sólo controlarse, introduciendo el principio de prevención, tan importante en el ámbito de los riesgos laborales.
En todo sistema de calidad, la medición resulta imprescindible para el necesario proceso de mejora del mismo y las auditorías constituyen el elemento clave para verificar que se actúa en base a lo establecido y así poder aportar las correcciones y mejoras que se estimen oportunas en una acción que ha de ser del todo continuada.
Es por ello que el legislador, al realizar la transposición de la Directiva Marco, con la publicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales 31/1995, fue más allá de lo establecido en la propia Directiva comunitaria que la genera, respecto al tema de las auditorías, al exigirlas en los términos que lo hace, asumiendo los principios de control de un sistema de calidad, y determinando el nivel de cualificación de quienes deban desarrollar funciones específicas sobre esta materia en las organizaciones, convirtiendo las auditorías en una herramienta básica para la gestión de la prevención.
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